
UN ÚLTIMO ADÍOS
Deslizar el alba en tus pupilas,
silencioso beso dormido.
Quejido que no es llanto ni martirio,
tan sólo un recuerdo emocionado
que en el tiempo perdura.
Caricia de tus dedos temblorosos
muy cerca del holocausto amarillo,
hojas que sembraron esmeraldas
en paralelo a tus ojos.
Y la selva sigue creciendo a zarpazos
donde dentelladas escarlata dispersan
estos versos de trigo que emergen
y provocan el rocío de mis lágrimas.
Carmen
1 comentario:
Es de gran riqueza el material poético que aportais. Son poemas de gran soltura y belleza.
Ánimo, seguid adelante.
Vuestro Victor
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